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Desinformación

Actualizado: 23 sept 2019


Notas del episodio 21. Escúchalo en la pestaña de "Podcast" o en tu plataforma preferida.


Invitamos a Genoveva para analizar qué sucede en redes digitales, cómo estamos construyendo y compartiendo la información en la docencia, y los fenómenos en torno a la desinformación.



¿Por qué es diferente lo que se escucha en México sobre los migrantes y lo que se escucha en medios americanos?


Depende del manejo de la información. Desde el presidente Trump hay un discurso que permea. Del lado mexicano, tenemos el caso de Tijuana. Es una ciudad que se identifica como “ciudad de migrantes”. Esto provoca que tenga más apertura que otras fronteras.


Escamilla comenta que en el caso de Monterrey, muchas personas ya tienen el mismo discurso que un estadounidense conservador, debido al bombardeo mediático de las ideas neoconservadoras donde “todo lo que sea migrante es malo”.


Hay que aprender a distinguir la información de la emoción que acompaña su emisión. En esta suma de información y emoción es donde se generan los discursos que afectan decisiones, opiniones y emociones que desembocan en acciones.


¿Cómo construimos las narrativas?


Mucha de la información que se genera para crear ambientes y corrientes de opinión tiene que ver con la construcción emocional de la noticia. “Nos van a quitar el trabajo, todos son delincuentes, estamos en peligro.” Esto se puede considerar una mentira emocional. Al electorado le conviene. Aún en su segundo mandato Trump está presentándose nuevamente a él y a EU como víctima de los peligros que representa tener una frontera sur con tanta migración.


Es importante tener una reflexión en torno a la información que se consume. Reconocer las construcciones emocionales. Reconocer que hay un interés detrás. La información que está frente a nosotros no está ahí de forma orgánica y fortuita.


Lo que observamos está ahí por que alguien puso dinero y talento para escoger las palabras y el nivel de saturación con que estaríamos expuestos a esos mensajes.


Genoveva expone algunos casos de gobiernos latinoamericanos donde a través de los medios, los gobernantes establecen la agenda. Ellos indican de qué se hablará en los medios. De qué van a hablar y de qué no van a hablar. Si te indico en qué enfocarte también implico aquello que se omite. El poder es tal que puede influir en la forma de hablar. “Fuchi, guácala, fifí”. Se puede administrar o controlar hacia dónde se va a mover la información no censurando sino proponiendo. Presentar la información de forma tan atractiva que resulte inescapable.


El gobierno de Estados Unidos tiene una estrategia diferente. Desde gobierno cubren la labor del corresponsal y le entregan una gran cantidad de información útil de forma sistematizada a modo de boletín. Nadie se va a quejar de que le hagan el trabajo. La información se publica rápido y se elimina la indagación por parte del corresponsal.


La otra técnica es la centralización de la información. La información se emite por un solo canal y en un solo momento. En el caso de México, actualmente cada vez se percibe con mayor fuerza esta técnica. La última vez que la vimos en acción fue durante la crisis del AH1N1. Si bien hay orden en los canales de distribución, lo cual elimina las posibilidades de fakenews, también obstaculiza la transparencia de información y la libertad de expresión.


Existen dos parámetros para compartir la información. El de verosimilitud y el de verdad. En el discurso histórico buscamos aproximarnos a las verdades.El discurso periodístico cada vez se tiene que generar con mayor rapidez. Es tal la demanda y la velocidad con la que se solicita la información que resulta casi imposible comprobar la verdad en toda la información. Nos enfrentamos a la información instantánea. Genoveva opina que no hay nada peor que el minuto a minuto. No se puede contrastar la información. Lo que se recomienda cuando aparece información alarmante, relevante y nueva, es esperar a ver si la información sigue apareciendo días después. Cuando la información es verdadera seguirá siendo analizada desde distintas perspectivas.


Demasiado breve, demasiado rápido, demasiada información.


Como sociedad tenemos prisa constantemente. Queremos que todo fluya de forma inmediata. Queremos que todo sea transparente e inmediato. No nos damos tiempo de analizar lo que estamos consumiendo. Desde el productor de la información se está asumiendo que el consumidor la desmenuzará, pero como consecuencia de la velocidad, ésto no ocurre. El consumidor quiere la información breve, directa y relevante.


Hay que tener cuidado con la espectacularidad. Muchas veces vendrá acompañada de una fuente difusa. Una buena nota indicará de forma puntual quién lo dice. No “un profesor del MIT”. ¿Qué profesor?, ¿Qué está investigando?, ¿Con qué metodología? Hay que tener mucho cuidado con los titulares (las cabezas, los clicbaits) por que son ante todo emocionales. Están buscando seducirnos, tienen una fracción de segundo para atraparnos.



¿Qué podemos recomendar a nuestros alumnos entonces?


Deten tu scroll. Lee. Piensa. Analiza. Infórmate. Y ya luego compartes.

Hay que fomentar el espíritu crítico. Generar debate. Discutir. Desmenuzar. Enseñar a criticar de forma constructiva. Sin descalificar. La crítica desmenuza, deconstruye discursos y narrativas para construir una opinión. No encasillar. No derechairos. No extremos. Actualmente nos gusta juzgar pero nadie soporta ser juzgado. Juzgar es simplificar. La realidad simplificada no es la realidad. La ofensa gratuita no nos lleva a ningún lado. Discutir no debería tener una connotación negativa.


La polarización causada por el refinamiento de la información que se nos presenta a través de las redes sociales, curadas a nuestra imagen y semejanza, ha generado que los encuentros entre distintos resulten cada vez más acalorados. Estamos perdiendo la capacidad de expresar y contrastar opiniones como iguales. Aún más, lo estamos normalizando. Hay que entender que no vivimos en una realidad compuesta por contrarios extremos. Existen matices.


Todos estamos construyendo el ágora pública del internet. Somos corresponsables de aquello que se comunica.

 

La Dra. Genoveva Flores es periodista digital. Se enfoca en ciudadanía y responsabilidad social. Lic. en periodismo y comunicación colectiva, realizó estudios de Maestría y Doctorado en Historia. Corresponsal en “Estrategia y Negocios” con distribución en caribe y centroamérica.



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